Hoy, 6 de febrero, se celebra el Día Internacional de Lucha contra la Mutilación Genital Femenina y es una oportunidad para concientizar sobre la importancia de poner fin a esta práctica dañina e inhuman. La mutilación genital femenina es una forma de violencia contra las mujeres y niñas y una violación de los derechos humanos. En España, esta práctica está prohibida y penada por el Código Penal en el artículo 149.1 como un delito de lesiones, incorporado con mención expresa a «mutilación genital» tras la reforma de noviembre de 2003, con una pena de prisión de 6 a 12 años.
Además, mediante una reforma de 2005 de la Ley Orgánica del Poder Judicial se habilitó a los tribunales españoles para perseguir extraterritorialmente la práctica de la mutilación genital femenina, eso sí, siempre que los responsables se encontrasen en España y ello en base a la consideración de que la mutilación de los órganos genitales de las niñas y las jóvenes debía considerarse un trato «inhumano y degradante» incluido, junto a la tortura, en las prohibiciones del artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
Los estrechos límites de la consideración de la mutilación genital femenina dentro de la Justicia Universal se vieron ampliados en España tras la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 2014, que no la limita ya solo a la mutilación genital femenina, sino que la refiere a todos los delitos regulados en el Convenio del Consejo de Europa de 11 de mayo de 2011 sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, siempre que:
- el procedimiento se dirija contra una persona española;
- el procedimiento se dirija contra una persona extranjera que resida habitualmente en España; o,
- el delito se hubiera cometido contra una víctima que, en el momento de comisión de los hechos, tuviera nacionalidad española o residencia habitual en España, siempre que la persona a la que se impute la comisión del hecho delictivo se encuentre en España.
Las consecuencias de la mutilación genital femenina son graves tanto a nivel físico como psicológico. Las víctimas pueden sufrir dolor, infecciones, complicaciones durante el parto y una serie de problemas psicológicos, incluyendo ansiedad, depresión y trastornos de la alimentación.
¡Es hora de tomar medidas efectivas para erradicar la mutilación genital femenina y proteger a las víctimas!. Las víctimas pueden acudir a las Oficinas de Asistencia a Víctimas de Delitos para solicitar apoyo psicológico y social y asesoramiento jurídico. Debemos unirnos en la lucha contra esta forma de violencia y garantizar un futuro sin mutilación genital femenina para las mujeres y niñas.
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